La Marcha de las Vacas Viudas
Con cierto pasado taurino en mi haber, y habiendo visto ya ambas caras de la moneda más de una vez, debo admitir que ahora soy un converso anti taurino sin vuelta ni retorno (adiós a mis pases gratis para la Plaza de Acho) Pero no es sobre mis convicciones sobre lo que voy a escribir esta vez, sino sobre un grupo de chicas activistas en pro de los derechos del Toro; y quien mejor para defender a los pobres astados de negro pelaje y obscuro futuro, que el “Comité de Vacas Viudas”, pero mejor vayamos al relato:
El inusual sol de mediodía, a mitad de noviembre, quema el pavimento de la esquina de las Av. Wilson y 28 de Julio, a donde van llegando los convocados, mayoritariamente mujeres, que vienen a expresar a fuerza de pulmón, tinta y cartón, lo que al toro se le obliga a soportar a fuerza de hierro, sangre y dolor. Paola; amiga, abogada, gótica, activista y víctima de una de mis charlas de fotografía, ha llegado también a sumarse como… como fotógrafa o como activista? Paola, sólo para anotación en la bitácora, dinos; viniste como…? en fin, dejemos que la tarde, el relato y ella misma lo descubran.
Algún retraso en los organizadores hacen que Paola cambie el registro de imágenes por el de palabras; papel y lápiz en mano, anota a todos los presentes con miras a futuras coordinaciones. Insisto; yo creo que lo suyo está en la intervención activa y protagónica más que en el registro gráfico de los hechos.
Rato después llegan las que en la vida real; de viudas nada y de vacas menos, pero para esta ocasión llevan cuernos, velo y túnica; son el Comité de Vacas Viudas que ya se hizo presente y que previa intervención urbana encabezarán la marcha hasta… hasta donde la policía y el permiso prefectural las deje, o el ingenio les permita. Vienen las fotos de rigor para la escasa prensa presente junto a las pancartas que, apoyadas casualmente sobre el monumento a Haya de la Torre, se pueden prestar para más de un juego de palabras y algún derroche de ironías.
La tan esperada Marcha de las Vacas Viudas se inicia y la policía resguarda, aún no sabemos exactamente a quien resguarda, pero de que resguarda, reguarda! Se marcha a lo largo de la avenida y se arenga a lo ancho de la calle. El grupo es grande pero aún no lo suficiente como para contrapesar la presencia en Acho. Es curioso, hubieron miles de personas que dieron su apoyo a la marcha en la red, pero pocos los que trajeron su apoyo a la calle, por eso y para la próxima, aquí les dejo una frase:
¿En qué me quede? ah, si… la marcha hace una breve parada frente al edificio de la Sunat para otra “performance” (me imagino que debe haber más de un comité de viudas y damnificados de la Sunat, pero esa es otra historia). La marcha prosigue con Paola completamente involucrada en medio de la marcha con la arenga a flor de sus labios y la cámara en el fondo de sus bolsillos. Insisto lo suyo es… en fin!, Yo sigo registrando las imágenes de las chicas, tanto de las que están delante como de las que están detrás de las cámaras.
Tras una hora de caminata y policial pastoreo; la última performance se da en la alameda Chabuca Granda, irónicamente la policía disuelve la marcha en medio de olor a anticuchos y pancita, mientras va arriando a las activistas por sobre el puente Trujillo, con rumbo a las zonas non santas del Rímac para desalentar cualquier intento de aproximación y protesta en las inmediaciones de Acho. Las activistas van doblando esquinas mientras la policía, con sus escudos cual burladeros, las ataja para evitar que entren en los tercios próximos a la plaza, apoyados por motorizados picadores y lacrimógenas banderillas que esgrimen cual advertencia. Dos giros de rumbo a diestra, uno a siniestra, una verónica de calle ancha y un revés de muleta por un pasaje, pero nada, no hay derecho a transito ni protesta por muy pacifica que esta sea. La marcha se disuelve y ante burlona sonrisa policial se retira en paz, en silencio y en… en dirección a abordar varios buses de transporte publico, a vuelta de esquina, en línea regular, pasando cual común de los mortales por entre oficiales ojos, policiacas barbas y uniformadas panzas, para romper el ingenuo cerco y bajar sin mayor esfuerzo , previo pago del respectivo pasaje, en plena puerta principal de la Monumental Plaza de Acho y continuar con la protesta; donde aquella tarde, además de los toros de cartel, un burlado comandante habrá perdido orejas, prestigio y rabo.
Solo los acompañe un rato mas, el suficiente para hacer un par de tomas finales a la marcha, y ver que a pesar de todo son muy pocos(as) para hacerse notar en las calles y escuchar en los medios.
Texto y fotos: ©Carlos García Granthon
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