Orejas, rabo y... cojones!
Mientras todo el mundo acudía al desfile militar por fiestas patrias, Lucho y yo nos dábamos cita en la Plaza de Acho para asistir al "Yawar Fiesta" que organizaban en Lima los pobladores del anexo de Saraica, provincia de Aymaraes en Apurimac, pro fondos para la construcción de un coliseo taurino en su jurisdicción.
A las 11.00 a.m. ya estabamos presentes en el coso participando de los preparativos, debidamente acreditados como reporteros de "Lima Freelance" y autorizados por los organizadores para realizar el registro gráfico de aquel singular espectáculo taurino, en el que se ata un cóndor al lomo del toro y que Arguedas inmortalizara en su novela del mismo nombre.
Con la plaza vacía aprovechamos para hacer algunas tomas de la monumental arquitectura de la igualmente monumental y centenaria plaza. Absortos en nuestro trabajo, de pronto desde lo alto de los palcos divisamos alguna actividad en el centro de la arena; bajamos a indagar y nos encontramos en plena ceremonia de "pago a la Pachamama"; un antiguo ritual andino en que se paga tributo a los dioses de los Apus tutelares de la zona, en este caso al cerro San Cristóbal, con el fin de que gracias a sus favores la jornada sea favorable.
Ante nuestros ojos; una cruz circunscrita de unos 2 metros de diámetro en el mismo centro de la plaza, , dibujada sobre la arena con una pequeña ofrenda de coca y cancha en cada uno de los cuatro puntos cardinales, al centro una también pequeña hoguera dentro de un maceta, alrededor de la cual tres hombres creman hojas de coca, cancha serrana, astillas de palo santo, huayruros, incienso y cigarrillos "Inka".
En medio del ritual, algo complejo y ejecutado de manera rápida y enérgica, se percatan de nuestra presencia y nos hacen participes de la ceremonia; quien la dirige le habla con coraje, parte en quechua parte en castellano, a los cuatro puntos cardinales, luego a la Pachamama y finalmente al "Apu San Cristóbal". En realidad da la impresión de que le piden permiso al Apu para realizar la actividad. La fe que profesan los ejecutantes dentro del circulo es profunda y se siente emanar desde ese epicentro hacia toda la plaza.
Concluida la ceremonia, Lucho se lamenta de no haber llevado su grabadora, mientras el sol comienza a brillar sobre la plaza como si fuera la respuesta que los Saraicanos esperaban a sus peticiones.
Han transcurrido mas de dos horas, la fiesta no comienza aun pero Paul que tenia programado ir a Azpitia, cambio de opinión y también esta en la plaza. Arturo desde Cuzco esta presente en forma virtual por medio de los SMS que nos envía cada 15 minutos reportando sus aventuras en el ombligo del mundo, mientras nosotros saboreamos unos anticuchos debidamente acompañados por unas cervezas; Si, Paul rompió sus votos de entrega exclusiva al Pisco y también se toma una cerveza. En Fin, es hora de ubicarnos en los burladeros del ruedo para asegurarnos las mejores tomas junto con un equipo de filmación de la comunidad española que también ha hecho su ingreso.
Canciones folklóricas que se suceden sin parar son el preámbulo para el primer acto; los Danzantes de Tijeras, que se roban mas de un aplauso del publico con esa mezcla de malabar y vistosa danza vernacular de compleja y arriesgada ejecución. Siguen los "Negritos" y su danza andina, mientras en los extramuros del coliseo hay gran ajetreo por la llegada de los toros que son el plato fuerte del espectáculo. No voy a aburrirlos contando como fue que, por tomar unas fotos, me quede encerrado en los corrales en la no muy grata compañía de esos poco amistosos gigantes astados, ni como tuve que trepar una pared, con el equipo al hombro, para salir de mi encierro (solo faltaba que me anuncien en la siguiente corrida).
Se anuncian las corridas, y una vuelta al ruedo del comité organizador llevando un par de hermosos gavilanes vivos, atraen las miradas y las camaras. Lamentablemente no pudieron conseguir un Cóndor, como manda la tradición, pero los gavilanes no deslucían el acto.
La primera corrida de la tarde; Un hermoso toro de buen peso sale al ruedo, el animal embiste y lo hace bien, con soberbia e ímpetu. El torero no se queda atrás, conoce su arte y lo demuestra con pases firmes, elegantes y arriesgados; no tiene nada que envidiarle a cualquier torero de un cartel internacional, se nota que conoce su negocio. Varios buenos pases, no hay banderilleros ni pica que dañen y mengüen al toro; este sigue enérgico y erguido. El Torero coge la muleta y el toro coge al torero, le rasga la ropa , le tuerce el espadín y le deja una huella visible de su bravura en el muslo. El hombre se pone de pie y lo enfrenta nuevamente, con mas coraje que antes, realmente se luce.... ambos lo hacen!, termina la corrida; hombre y bestia se retiran con el cuerpo y el orgullo ilesos. El espectáculo fue muy bueno, en otras circunstancias el torero se hubiera merecido; orejas, rabo y... cojones!
El segundo toro no resulta tan bueno y no permite lucirse al torero. El Tercero... el tercero fue caso aparte!; le tocaba a los payasos hacer su show con el toro, uno de ellos; " El Chavito", tuvo la peregrina idea de coger al toro por el rabo, con la intención que este lo jale por el ruedo, pero... el toro no tenia la misma idea en mente, no lo jalo; lo pateo!, una y otra vez "lo martillaba" contra las tablas del burladero, "El chavito" ya en el piso y totalmente aturdido no soltaba el rabo, y el toro lo seguía pateando, se diría que había una cierta expresión, mezcla de venganza y satisfacción en el animal mientras saltaba con todo su peso sobre el payaso; mas de un impacto de los cascos del toro fueron a dar a la cabeza sin casco del chavo. Acudieron en su auxilio los demás payasos y toreros, pero "el chavito" no soltaba el rabo y el toro no soltaba al chavito. Luego de diez minutos de pateadura ininterrumpida, el toro parte la carrera por todo el ruedo con el inerte chavito adosado aun como prolongación de su rabo, finalmente se suelta, se pone de pie y con los ojos perdidos en otra dimensión; da una vuelta al ruedo con los brazos en alto, nadie lo aplaude... nadie puede creer que este vivo, ni el propio chavito lo cree.
Un cantante sobre un caballo de paso, son el preámbulo al ocaso, cae la noche y ya sin luz apropiada para seguir tomando fotos; nos retiramos.... nos quedamos con las ganas de tomar "la foto" del Cóndor (gavilán en este caso) sobre el Toro, en fin, de todos modos la tarde estuvo buena.
Nota.- Va un agradecimiento a Noemi Olazabal y Fernando Olazabal por darnos las facilidades para cubrir el evento.
Labels: acho, fotografia, lima, toros, yawar fiesta
1 Comments:
jajajaja dios mio hemos llorado de la risa cuando leímos lo del chavito que no soltaba el rabo del toro y el toro q no soltaba al chavito xD qué buena crónica! pd: estamos felices de que el toro no haya muerto u_u porq la tortura no es arte ni cultura NO A LAS CORRIDAS DE TOROS! jajaja muchos saludos :)
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